"No podemos dejar que otros hermanos carezcan de lo necesario mientras a nosotros nos sobran cosas"

martes, 21 de enero de 2014

SANTA EMILIA NOS INVITA A VIVIR LA MISERICORDIA


“Mientras la caridad reine en la casa todo irá bien” (Sta.Emilia de Rodat)


Los padres o maestros, en nuestra  función educacional, nos cuestionamos a veces si no faltamos  a la caridad por tratar de ser justos con los memores. Pero ¿es que la justicia está reñida con la caridad?

Esta pregunta la podríamos aplicar a cualquier ámbito de relación (trabajo, vecinos, amigos…) Creo, que no encontramos  ninguna oposición entre la caridad y la justicia, es más; la caridad exige que haya justicia, y sin justicia no vivimos realmente la caridad. El Papa Francisco  en septiembre del pasado año, recordaba  a las instituciones que la limosna “no basta” y hacía hincapié de la necesidad de acoger a estas personas e integrarlas en la sociedad. Prosiguió  explicando: “La simple acogida no basta. No basta dar un sándwich si no se acompaña de la oportunidad de aprender a caminar sobre sus propios pies. La caridad que deja a los pobres tal y como están, eso no es suficiente. La misericordia verdadera, es  aquella que Dios nos da y nos enseña, pide justicia, pide que el pobre encuentre su camino para dejar de serlo”. También quiero recordar una frase que también recogía el Papa Benedicto XVI en una reflexión sobre la justicia y la caridad “ Quien ama con caridad a los demás, es ante todo justo con ellos… la justicia es «inseparable de la caridad». Si volvemos a tomar el ejemplo de un educador; profesor, padre o tutor, ante un acto indebido del hijo o del alumno puede surgir la duda de si el castigo falta a la caridad o lo que es lo mismo a la justicia. Ciertamente los castigos han de ser justos.  Por ello, es conveniente dar las razones al castigado para que conozca que se hace justicia. Pero no basta solo eso, la justicia ha de ser aplicada con caridad, pues es lo que ha de mover a castigar. Es decir, el amor (la caridad) que el padre tiene a su hijo lo mueve a corregirlo, lo hace por su bien, pretende mejorarlo, pues así  el castigo servirá para reafirmar el valor que se le quiere inculcar. Un buen ejemplo de la misericordia (caridad+justicia) que se nos pide para con nuestros próximos lo encontramos en la parábola del hijo pródigo, que nos revela la Misericordia que tiene Dios con nosotros y nos invita a compartir de esa Misericordia recibida del Padre. Recordamos que en la parábola el padre salió al encuentro y dijo a sus siervos: sacad el principal vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y zapatos en sus pies. Y traed el becerro cebado y matadlo,  comamos, y hagamos fiesta: porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; se había perdido y ha sido encontrado. Y comenzaron a regocijarse" (Lc. 15:11-24).
“Mira qué entrañas de misericordia tiene la justicia de Dios! –Porque en los juicios humanos, se castiga al que confiesa su culpa: y, en el divino, se perdona”
Sigue Sus Huellas
L.C.R.

1 comentario:

  1. "Hay que colocar la caridad en primer lugar, pues ¿qué hay de más agradable a Dios que la perfecta unión de corazones?"
    "Todo está en la caridad. Si la tenemos , cumpliremos toda la ley, que no tiene más que dos preceptos: AMAR A DIOS Y AMAR AL PRÓJIMO" (Sta. Emilia de Rodat)

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