"No podemos dejar que otros hermanos carezcan de lo necesario mientras a nosotros nos sobran cosas"

miércoles, 9 de octubre de 2013

EN LA ORACIÓN COMO NIÑOS. ¡PADRE AUMÉNTANOS LA FE!

En semanas anteriores hemos profundizando en el servicio por el Reino de Dios, en la fidelidad, en la lealtad, la fe y en la constancia. Vamos a seguir reflexionando sobre la fe; para ello nos detendremos en la Palabra de Dios, ¿qué nos dice sobre la oración? 
Jesús conociendo el pensar y el actuar de sus discípulos les rogó y porque La Palabra es viva y eficazmente estable con ella hoy nos invita Jesús de modo imperativo, modo que usamos para dar órdenes, ruegos o deseos.  
Él nos dice: “pedid, y se os dará; buscad, y hallareis; llamad, y se os abrirá; porque todo aquel que pide, recibe, y el que busca halla; y al que llama, se le abriré” Mateo 7:7,8
Seguidamente nos revela el fundamento de nuestra fe al pedir, al buscar y al hallar:  - ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?  Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas. Mateo 7:9-12
Al revelarnos a Dios Padre nos hace hijos y hermanos ¿ante Dios te sientes pequeño? y ante tus hermanos ¿cómo te sientes?. 
Un pequeño se siente lo que es, y es feliz siendo lo que es… Un pequeño es el que necesita, el que busca y el que pide la voluntad de su padre porque espera y confía. Un pequeño es el que le llora al padre porque no lo entiende, el que quiere estar y hablar con su padre, el que quiere saber las cosas que agradan a su padre y quiere hacerlas.  
Ahora en nuestra vida con tantos aires de grandeza que nos damos y nos dan, es prioritario volver al ser pequeños y eso acaso no es tan descabellado y necesario como la idea de volver a nacer de nuevo. Sí necesitamos como Nicodemo volver a la esencia de nuestro ser. Que es volver a la ilusión, al amor, a la esperanza, a la confianza, a la necesidad, a la búsqueda y al pedir, buscar y tocar;  para poder ser hijos y hermanos de un mismo Padre.
En esta invitación y oportunidad que se nos brinda de recibir, hallar y abrir; podemos adentrarnos, aventurarnos para experimentar una fe renovada desde la oración y cabría preguntarnos ¿qué necesitamos para seguir aumentando nuestra fe, para que vayamos creciendo en esta sabiduría? ¿qué busco y qué pido? ¿qué comparto con mis hermanos?
Porque la vida no tendría sentido si pidiéramos y recibiéramos y recibiéramos;  sin compartir, sin dar. 
Esta primera actitud de pedir es necesaria, es el comienzo, la apertura para un sinfín de experiencias de fe compartida. Luego de ese paso el siguiente es el buscar. Este nos pone en una actitud de más profundidad; de estar diligente, de estar atento, alerta. Nos exige un trabajo de vivir la vida desde la confianza en el Padre. El tercer paso es llamar, tocar. Y tocar es un paso de ministerio, de servicio, de entrega, de compartir. 
Siempre avanzando en la confianza con la fe como garantía; Jesús nos confirma que La Palabra es la garantía y la acción de todo don recibido.
“Pedid, y se os dará, porque todo aquel que pide, recibe.”
“Buscad, y hallaréis; y el que busca, halla”
“Llamad, y se os abrirá, y al que llama, se le abrirá”.

Caminamos en Esperanza
L.C.R.

3 comentarios:

  1. La oración de petición, dicen algunos teólogos, es la del niño, ese que sin haber alcanzado la madurez necesita que se le provenga de la necesario (o no tanto) y que muchas veces no es capaz de valorar su propias capacidades de transformación. Ciertamente suele ser una oración inicial que suele (e incluso debiera, por qué no) dar paso a la de agradecimiento y bendición, que no pide, sino que más bien acepta, no con resignación, sino con la confianza de que Dios nos acompaña en todo, y eso ya es motivo de agradecimiento y de dicha. También en eso consiste en parte sentirse pequeño, humilde y sencillo.

    Bonita entrada.

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    1. BUENOS DÍAS, y gracias por vuestras aportaciones siempre!

      Ahora evoco unas palabras de Jesús, como siempre profundas y sencillas; palabras cargadas de sabiduría que brotaron en lo más cotidiano de la vida "dejad que los niños se acerquen a mí". Así lo creo sólo los que son como niños pueden estar cerca de él.

      ÁNIMO A TODOS; POR OPTAR POR SER PEQUEÑOS Y POBRES!

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    2. Totalmente de acuerdo con lo anterior.

      Un corazón que confía en el Señor es un corazón que palpita en la alabanza porque experimenta aún en la necesidad como decís por ahí arriba "que Dios nos acompaña en todo". Y un corazón que alaba al Señor; es un corazón que conmemora y celebra.

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