SEÑOR, ENSÉÑANOS A ORAR COMO A SANTA EMILIA

"Orad a Nuestro Señor, para que os aclare y enseñe al buen cumplimiento de vuestra misión" (Sta Emilia)

Nuestra misión engloba a todas aquellas áreas de nuestra vida, es por eso, que podemos aplicar en cada instante la enseñanza de Mt.6, 34: "buscad el reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos".

Como nos dice Sta. Emilia para poder vivir en la felicidad del reino de Dios necesitamos que Él mismo nos enseñe, nos aclare, y nosotros tengamos una actitud de acogida, de escucha para recibir su mensaje, ¿qué momentos del día dedico a la oración; para escuchar y hablar a nuestro Padre Dios? ¿descubro que la oración es fundamental para vivir mi ser cristiano? 

Con el Evangelio Sta. Emilia fue descubriendo ese camino de oración, de diálogo con el Padre Dios. Y, es en el Evangelio, donde nosotros también encontramos qué y cómo se puede dialogar con nuestro "Padre":

Pero, ¿cómo hemos de orar? 

-Mt 6,5-6: Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar de pie en las sinagogas y en los cantones de las plazas, para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que ya recibieron su recompensa. Tú, cuando ores, entra en tu cámara y, cerrada la puerta, ora a tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo dará.

-Mt 6:7-8: Y orando, no seáis habladores como los gentiles, que piensan ser escuchados por su mucho hablar. No os asemejéis, pues, a ellos, porque vuestro Padre conoce las cosas de que tenéis necesidad antes que se las pidáis.

Así, pues, hemos de orar vosotros Mt 6:9-13:  
Padre nuestro, 
que estás en los cielos, 
santificado sea tu nombre, 
venga a nosotros tu reino, 
hágase tu voluntad, como en el cielo, así en la tierra. 
El pan nuestro de cada día dánosle hoy,
y perdónanos nuestras deudas, 
así como nosotros perdonamos a nuestros deudores, 
y no nos pongas en tentación, 
mas líbranos del mal.
Esta es la perfecta oración que constituye nuestro núcleo de identidad de todas aquellas personas que queremos comprometernos por la tarea del reino. Y cada día seguiremos pidiéndole Padre, enséñanos a orar.

                                                                                              L.C.R.