En el 2005 seis hermanas una de ellas española, pertenecientes a la Congregación Sagrada Familia de Villefranche, llegaron a la ciudad San Carlos (Negros Occidental) tras una primera toma de contacto en Manila. El obispo de San Carlos les propuso el poder colaborar con los niños de la calle, ya que un alto nivel de pobreza, de hambre y de inmigración (procedentes de zonas rurales) azotaba la comarca y lo sufrían sobre todo los menores que eran abandonados en la calle.
Así, las hermanas de la Congregación al constatar la realidad y tras reflexionarlo y verlo en comunidad, tomaron la misión de trabajar en aquella zona con los pobres y por los derechos de los pobres.